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Una ODA al paste: Un legado minero que prevalece en el corazón de los realmontences.

Actualizado: 1 jul



Hablar de comida no siempre resulta fácil, es difícil saber el gusto o preferencia de

cada persona, constantemente existen diferentes opiniones, pero sin duda un

ejemplar gastronómico que merece la pena que se conozca a fondo su origen, es

el paste. En incontables ocasiones ha sido confundido o comparado con las

empanadas, pero no lo son.


Los pastes traen toda una historia cultural detrás que conecta al Reino Unido con México, específicamente dos pueblos mineros que están entrelazados, Cornwall y Real del Monte. El paste es una herencia culinaria que trajeron los mineros británicos a Hidalgo.


Al inicio eran elaborados por las mujeres de los mineros, se los ponían como itacate para que tuvieran algo que comer a la hora de su descanso dentro de las minas. Se elabora a través de una tortilla de masa suavemente estirada con rodillo, moldeada por las manos de tatarabuelas, bisabuelas, abuelas, madres, incluso por hombres que entendieron que no era un trabajo únicamente de mujeres.


Se rellena de un guiso previamente hecho con papa, carne molida, cebolla picada, chiles verdes, perejil, poro, pimienta molida y sal. Incluso hoy en día ya podemos encontrar grandes industrias pasteras que se dedican a la elaboración del paste, ya que sigue siendo un platillo tradicional que se comparte en las casas de los hidalguenses, pero principalmente en las de los realmontences.


¿Qué caracteriza al paste?

El paste tiene una característica que lo hace único, esa trenza finamente elaborada a mano que se coloca por todo el contorno y permite que el relleno no se salga, le da un toque de elegancia y originalidad. Así como la principal función que cumplía, sostener el paste por la misma y comerlo.




Cuando el minero tomaba un descanso para comer sus alimentos, era evidente

que tenía las manos sucias, no había manera de lavarlas fácilmente, así que las

esposas decidieron hacerle esta trenza al paste, para que sus maridos pudieran

tomarlos de ahí, y no contaminar el resto del alimento con los residuos tóxicos que

tenían en sus manos. Al terminar de comerlo, los mineros desechaban la trenza a

la basura.


Los pastes tradicionales son aquellos que van rellenos de papa con carne, o el de

frijoles refritos, que en su mayoría los preparan acompañados de un poco de chorizo y chiles chipotles para darle un toque picosito, ambos no deben dejar de llevar la trenza que los identifica.


Aquellos que han tenido la fortuna de visitar el estado de Hidalgo, o en específico

el pueblo mágico de Real del Monte sabrá que los pastes encabezan la gastronomía de esta región. Caminar por las calles empedradas al atardecer en un día frío, viendo caer la neblina entre los árboles, y percibir ese olor tan exquisito que los caracteriza es una sensación que da un placer inexplicable.


Dentro de los muchos establecimientos que se dedican a la distribución del paste, existe una variedad de opciones de rellenos que se pueden elegir, como lo son de mole verde, mole rojo, tinga de pollo, rajas con queso, salchicha, incluso los hay de relleno dulces como de piña, arroz con leche, queso con zarzamora, cajeta, entre otros. Pero todas estas opciones los convierten en empanadas, ya que ninguno de ellos llevaba la trenza que los caracteriza, recordemos que los originales pastes únicamente son de papa con carne y de frijol.






El paste es un platillo que debe servirse caliente, recién horneado, con unos chiles en vinagre caseros, y de ser posible acompañado de un rico café de olla para darle ese toque hogareño que todos buscamos al probar algo típico de un pueblito. Al morderlo se debe sentir esa textura de pasta dura que asegura su forma y lo crujiente de su trenza.


No hay nada mejor que buscar una excusa de desayuno, de almuerzo, de comida o cena, para disfrutar con entusiasmo unos deliciosos pastes. Y es que al final, sin intentar darle mayor explicación o asignarle una forma concreta para disfrutarlos, los pastes entre el amarillo del sol y ese trenzado fino, caen como un manjar divino que seguirá girando en el paladar de muchos, en una fiebre que al parecer da gusto y ya no tiene cura.


Y si tu eres uno de esos amantes de los pastes, o aun no has tenido la dicha de probarlos, recuerda que cada año los días 13, 14 y 15 de octubre se celebra la feria del paste en el pueblo mágico de Real del Monte, Hidalgo. No pierdas la oportunidad de ir a pasar un día agradable, y deleitarte con este riquísimo platillo.





 

Adriana Manzano


Instagram: ady_manzanops



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